América Latina y el Caribe, 5 de agosto de 2013. FAO está impulsando una herramienta de asistencia técnica que permite evaluar no sólo la toxicidad aguda de los plaguicidas sino su impacto sobre el medio ambiente. Los gobiernos de América Latina y el Caribe deben acelerar la retirada de los plaguicidas altamente peligrosos de sus mercados, señaló la FAO en reacción al incidente ocurrido en Bihar, India, en el cual 23 niños murieron al ingerir alimentos contaminados con monocrotofos.
La FAO está impulsando en los países la aplicación de una herramienta de asistencia técnica que permite evaluar no sólo la toxicidad aguda de los plaguicidas altamente peligrosos. “Existen alternativas que no utilizan productos químicos y son menos tóxicas. En muchos casos el manejo integrado de plagas puede ofrecer una solución adecuada más sostenible y que reduce el uso de plaguicidas”, explicó Tania Santivañez, Oficial de Protección Vegetal de la FAO.
Oficina Regional de la FAO para América Latina y el Caribe
Los gobiernos de América Latina y el Caribe deben acelerar la retirada de los plaguicidas altamente peligrosos de sus mercados, señaló la FAO en reacción al incidente ocurrido en Bihar, India, en el cual 23 niños murieron al ingerir alimentos contaminados con monocrotofos.
El monocrotofos es un plaguicida organofosforado considerado como de gran peligrosidad por la FAO y la Organización Mundial de la Salud, y están prohibidos en El Salvador y Estados Unidos, y restringido en Costa Rica y Belice.
La FAO está impulsando en los países la aplicación de una herramienta de asistencia técnica que permite evaluar no sólo la toxicidad aguda de los plaguicidas altamente peligrosos, sino también su toxicidad crónica en personas, y sus impactos sobre el medio ambiente para que los gobiernos tomen decisiones sobre el retiro y/o prohibición de estas sustancias.
Actualmente, FAO apoya a 92 países en la gestión de plaguicidas: en América Latina y el Caribe trabaja junto a los países del Caribe, Paraguay, Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia y Uruguay.
Alternativas a los plaguicidas peligrosos
“Existen alternativas que no utilizan productos químicos y son menos tóxicas. En muchos casos el manejo integrado de plagas puede ofrecer una solución adecuada más sostenible y que reduce el uso de plaguicidas”, explicó Tania Santivañez, Oficial de Protección Vegetal de la FAO.
En 2012, Paraguay implementó una innovadora tecnología para biodegradar semillas de algodón contaminadas por plaguicidas. Mediante técnicas de biodegradación, un proyecto de Paraguay y la FAO logró convertir semillas de algodón contaminadas por plaguicidas en compost apto para uso agrícola.
Este proyecto emplea un proceso que utiliza técnicas de compostaje para biodegradar los plaguicidas mediante la acción de microorganismos. Según los resultados del proyecto, en tan solo 150 días, la concentración de plaguicidas en las semillas alcanzó niveles de bajo riesgo.
FAO ha tratado de estimular este tipo de enfoques a través de un manual orientado a la agricultura urbana rescata la sabiduría agrícola de América Latina presentando bio-fungicidas, insecticidas, repelentes y fertilizantes elaborados con sustancias naturales. Otra herramienta clave para los agricultores es el manual práctico de Manejo integrado de plagas y enfermedades en cultivos hidropónicos en invernaderos.
Tanto la FAO como la Organización Mundial de la Salud y el Banco Mundial señalan que se debe tener especial cuidado en el uso de plaguicidas por parte de los pequeños agricultores, ya que en algunos casos carecen de conocimientos, pulverizadores, equipos de protección e instalaciones de almacenamiento adecuadas para manejarlos correctamente y sin riesgos para su propia salud y para los consumidores.
Una de las herramientas para enfrentar el manejo responsable de estas sustancias es el Código Internacional de Conducta para el manejo de plaguicidas, aprobado por los países miembros de la FAO, establece normas de conducta voluntarias para todas las entidades públicas y privadas involucradas en el manejo de plaguicidas. Este Código cuenta con amplia aceptación como la principal referencia para la gestión responsable de plaguicidas.
Fuente: https://www.rlc.fao.org/