3 de diciembre de 2018. Día Internacional del no uso de plaguicidas. Desde RAP-AL reclamamos la prohibición de los plaguicidas comenzando por el glifosato y los Altamente Peligrosos (PAP) /Una vez más desde Red de Acción en Plaguicidas queremos llamar la atención sobre la creciente utilización de plaguicidas y su consecuente efecto en la salud socioambiental.
En este último año diferentes veredictos de la justicia internacional sobre los efectos de los plaguicidas nos han impactado, más aún en las comunidades afectadas por dichos tóxicos. En primer lugar, un fallo, establecido por el tribunal de apelaciones de San Francisco (Estados Unidos), ha impuesto a la Agencia de Protección Ambiental (EPA) plazos estrictos plazo de 60 días para retirar del mercado todas las formulaciones a base del principio activo conocido como clorpirifos, un tóxico ampliamente utilizado en América Latina, el cual posee características de disruptor endocrino, es decir, una sustancia presente en el ambiente, alimentos y productos de consumo que puede interferir en la síntesis, metabolismo o la acción hormonal, provocando una desviación del control homeostático, crecimiento y reproducción normales.
En el mismo sentido una sentencia de la Justicia de California obliga a la empresa multinacional Monsanto a pagar cerca de 290 millones de dólares a un trabajador (jardinero), llamado Dewayne Jhonson, que contrajo cáncer terminal (linfoma no hodgkin) por estar expuesto al herbicida glifosato al realizar sus tareas laborales cotidianas. La empresa nunca le advirtió sobre los graves riesgos en la salud al exponerse a este producto. Este herbicida es el más utilizado en países de América Latina. En Argentina se vende bajo diferentes nombres comerciales según la composición química del producto formulado y la empresa que lo produce, importándose en el año 2017 unos 53.075.469 de kilos. Este producto, que fue categorizado como probable cancerígeno para humanos por la Organización Mundial de la Salud, además puede ocasionar daños a nivel de la expresión de los genes, alteraciones en el sistema nervioso, del sistema excretor (riñones) y mal de Parkinson. Estos reclamos y aseveraciones parecen no haber causado ninguna impresión, ni originando cambios en las apreciaciones de los tomadores de decisión de los países de América Latina respecto al registro, autorización y categorización de plaguicidas, ni en los productores respecto a su utilización y en ambos en relación con su efecto socioambiental.
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