Marcos Paz, 1 de abril de 2021, Javier Souza Casadinho CETAAR/RAP-AL Argentina/ Avanza la incidencia de las empresas y asociaciones de productores empresariales para detener las prohibiciones y restricciones respecto a la utilización de plaguicidas. No resulta novedoso que en el momento que más pruebas se obtienen, discuten y presentan sobre la relación entre en el deterioro en las condiciones integrales de salud y la exposición plaguicidas, aspecto que origina búsquedas de los ciudadanos en prohibir y restringir su utilización, es mayor la incidencia de las empresas productoras de plaguicidas y de las asociaciones que representan a los productores empresariales para mantener la situación sin generar cambios. Así, como ya lo manifestamos en varias oportunidades, se realizaron en el último año tres reuniones entre representantes de la empresa Syngenta y el gobierno argentino para avanzar en la producción de tecnologías que posibiliten incrementar la producción agropecuaria, eso sí, sin tener en cuenta la incendia socio ambiental. También, se vuelve a manifestar la presencia y declaraciones de profesionales, de distinto áreas vinculadas con la salud, en comunidades donde se realizan actividades agrarias, que intentan minimizar la problemática derivada de la utilización de plaguicidas y su consecuente efecto socioambiental. a partir de no hacer visible una parte de la realidad.
En primer lugar, se intenta mostrar las acciones de los ciudadanos preocupados por el deterioro en la salud producto del uso de plaguicidas como una moda, algo pasajero, un intento de “quedarnos en el pasado” de negar al avance tecnológico. Nada más equivocado de la realidad, las denuncias sobre el efecto de los plaguicidas en la salud llevan más de 40 años en el país y han sido realizadas por un arco muy heterogéneo de ciudadanos. Además, muchos de los que desarrollamos tareas en las actividades agrarias buscamos la innovación permanente, la recreación de tecnologías, para producir alimentos en armonía con el ambiente de manera sustentable y resiliente
En segundo lugar, en varias de las exposiciones se obvian las enfermedades crónicas y solo se atiende a las agudas, aún más se trata de analizar el problema desde el registro legal de las intoxicaciones. En este caso por un lado nos preocupan las enfermedades crónicas, aquellas que como las epigenéticas pueden presentarse en una generación posterior a aquella expuesta o las que afectan al sistema endocrino. También cabe aclarar que el registro hospitalario de intoxicaciones refleja una parte ínfima del problema, sabemos que subsisten barreras laborales, económicas, culturales y geográficas que impiden que una persona que se expuso a los plaguicidas pueda reconocer el efecto en su salud, concurrir al médico, que el profesional lo atienda por las causas que dan origen al problema, y no por las consecuencias, y que finalmente se asiente la intoxicación en la planilla respectiva.
También cabe consignar que se realizan muchas referencias a las clasificaciones toxicológicas de los plaguicidas, que dan origen a bandas de colores que se presentan en los envases, a fin de relativizar su efecto en la salud dejando de lado que las mismas tienen en cuenta solo a la toxicidad aguda omitiendo la posibilidad de exposición a dosis pequeñas de múltiples plaguicidas, y otros tóxicos, a lo largo de toda la vida de los seres vivos, que pueden dar origen a enfermedades crónicas.
En ocasiones, se busca invalidar la producción agroecológica, ya por las temidas caídas en los rendimientos, la aparición de hambrunas o porque se utilizarían productos químicos con escaso análisis de riesgo químico y biológico. En este caso debe quedar claro que en la agroecología se busca producir a partir de la nutrición integral de los suelos y de la diversidad biológica, y que las sustancias de origen mineral, vegetal y animal que ocasionalmente pudieran utilizarse, son prexistentes a los seres humanos en la naturaleza
El problema derivado del uso de plaguicidas no se relaciona solo con la utilización, en nuestro país, de más de 500 millones de litros /kg al año sino también con las características físico, químicas de estos productos, su relación con el ambiente , su toxicidad y las relaciones sociales de producción vigentes. En este caso debemos llamar la atención de dos plaguicidas de alto uso en la argentina, que son altamente peligrosos y cuya utilización se ha incrementado en los últimos años. Se trata del insecticida clorpirifos y el herbicida Paraquat. Ambos, dadas sus características químicas y su probado efecto socioambiental, incluida la salud humana, deben ser prohibidos sin dilaciones.
En el caso del clorpirifos se trata de un insecticida de amplio uso en actividades agrarias para contrarrestar el ataque de insectos en frutas, hortalizas, cereales y oleaginosas y a nivel domiciliario para el manejo hormigas y termitas, así como pulgas y garrapatas en mascotas. Se trata de un producto que volatiliza muy rápidamente pasando al aire que respiramos, además se adhiere muy fuertemente a las partículas del suelo quedando allí por años. Dado que se trata de un producto ampliamente utilizado en actividades fruti-hortícolas puede llegar a los alimentos que ingerimos de manera cotidiana. Entre los síntomas de exposición aguda aparecen el lagrimeo, los mareos, la confusión y la debilidad corporal. La Agencia de protección ambiental de los Estados Unidos (EPA) lo ha catalogado como posible cancerígeno humano mientras que una evaluación realizada por la Autoridad Europea para la Seguridad de los Alimentos (EFSA, por sus siglas en inglés), confirmó sus efectos genotóxicos y neurológicos en el desarrollo de los niños.
En el caso del paraquat se trata de un herbicida no selectivo, de contacto que es utilizado para controlar un amplio espectro de plantas silvestres con ciclo de crecimiento anual y perenne en cultivos anuales y perennes intensivos, extensivos y hasta en jardines. La importación de producto formulado, en la argentina, se incrementó de 1.277.190 KG, en el año 2007, a 7.490.435,58 KG en el año 2016 a la par de la aparición de resistencias especificas en las plantas silvestres a los herbicidas con mayor utilización como el caso del glifosato. La resistencia a los herbicidas es la capacidad que han desarrollado las poblaciones de plantas previamente susceptibles a un cierto herbicida para resistir a ese compuesto y completar su ciclo biológico. La exposición puede realizarse durante la apertura de los envases, la dosificación, la aplicación y el desecho de los mismos. En el caso de la aplicación pueden ser afectadas personas que aún no participan de la tarea, es especial otros trabajadores/as y si las aplicaciones se realizan con aviones, las comunidades y personas expuestas. Dado que es un producto irritante a los ojos la apertura de envases y la aplicación pueden exponer aún más a los trabajadores y productores que apliquen el producto. Entre los síntomas de intoxicación aguda se hallan una sensación de quemadura en la boca, garganta, pecho y abdomen, dolor de cabeza, fiebre, mialgia, letargo y coma. También puede aparecer ulceración, irritación y dermatitis en la piel, ulceraciones en el tracto digestivo, hemorragias, quemaduras en la garganta, coma, dificultades para respirar, sangrado nasal, convulsiones y , shock nervioso. Por su parte las enfermedades crónicas incluyen el Mal de Parkinson, cáncer de piel y edema pulmonar, así como insuficiencia pulmonar, hepática y renal
Los investigaciones de realizadas en laboratorios, los monitores epidemiológicos, los estudios prospectivos y retrospectivos, las investigaciones multicéntricas, las investigaciones comunitarias, los registros hospitalarios , las luchas establecidas por las comunidades, los fallos judiciales, nos muestran que estamos ante un problema grave de salud pública que afecta a trabajadores /as , productores/as , consumidores, alumnos y docentes de escuelas rurales y a todo aquel ciudadano/a que se halla expuesto, más allá del lugar donde estos plaguicidas se utilicen.
Que tomemos registro de lo que ocurre en la realidad y procedamos en consecuencia no solo depende de nuestros sentidos y los instrumentos de los cuales no valemos para descubrir y validar conocimientos, sino que también depende de los marcos conceptuales, ideas e interese con los cuales “miramos” y actuamos para conocer y modificar esa realidad, los cuales seguramente impregnan nuestro respeto por toda forma de vida.