En la actualidad, continuamos con un debate iniciado hace mucho tiempo relacionado con la necesidad de preservar las semillas criollas e indígenas, que en manos de lxs productorxs han sido enriquecidas, atesoradas y cultivadas hasta el presente. A su vez, también, discutimos el impacto de la ingeniería genética y los cultivos transgénicos en el desarrollo de las actividades agrarias, así como su posible impacto en el ambiente, en la alimentación y en las relaciones sociales.
La humanidad se encuentra en una encrucijada: la de producir alimentos para un número creciente de personas, generar una adaptación critica al cambio climático y, a la vez, proteger los bienes comunes naturales. La agricultura moderna basada en monocultivos y el uso de plaguicidas
químicos determina un importante impacto ambiental, incluido el cambio climático. La producción de alimentos está siendo dominada por grandes empresas quienes toman a la producción de alimentos como una actividad económica más, sin atender a las características y ritmos que las producciones agrarias requiere, impactando en los suelos, el aire, los bosques y el agua.
La presente coyuntura de incremento internacional de los precios de los alimentos, que se debe a factores como la concentración de comestibles y granos básicos por parte de empresas
transnacionales, la especulación que se da a lo largo de la cadena agroalimentaria y el desinterés de nuestros Estados en crear reservas de semillas con miras a la seguridad y soberanía
alimentaria, es una oportunidad para colocar el tema de la agroecología que como paradigma,.
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