Desde la Red de Acción en Plaguicidas y sus Alternativas de América Latina, una vez más, advertimos sobre la creciente utilización de plaguicidas en todo nuestro continente derivado tanto de la expansión de monocultivos insustentables cuanto de la permisividad de nuestros gobiernos que posibilitan el registro y comercialización de plaguicidas prohibidos en otros continentes, además de no realizar un control efectivo de su utilización
Son los niños, aun los que están por nacer, los más afectados por la aplicación de plaguicidas tanto aquellos acompañan a sus padres en la ejecución de las tareas agrícolas como los que viven o estudian en áreas donde estos productos son aplicados, ya de manera terrestre como área. En efecto, la aparición de enfermedades agudas y crónicas es especial aquellas derivadas de la acción de los productos químicos sobre el sistema nervioso, la disrupción del sistema endócrino, la alteraciones genéticas son una muestra de cómo la exposición a los plaguicidas puede comprometer el desarrollo de una vida plena a miles de niños y jóvenes.
Recientes investigaciones realizadas por miembros de RAP-AL en Chile, México , Brasil y Argentina dan cuenta de la utilización de más de 100 a 120 plaguicidas categorizados como altamente peligrosos, es decir plaguicidas que presentan niveles especialmente elevados de peligrosidad aguda o crónica para la salud o el medio ambiente, según los sistemas de clasificación internacionalmente aceptados, como el de la OMS o el Sistema Globalmente Armonizado de Clasificación y Etiquetado de Productos Químicos. Entre ellos se encuentran el glifosato, paraquat, clorpirifos y el carbendazin. Estos plaguicidas además de ser muy persistentes en el ambiente pueden causar cáncer, poseer efecto alterador endocrino e incluso producir alteraciones en la reproducción, entre otros efectos negativos en la salud humana, también en la animal, especialmente en las abejas y polinizadores.
Desde RAP-AL reclamos enérgicamente la prohibición de plaguicidas comenzando por los altamente peligrosos, la instauración de límites a la comercialización de estos productos así como a su aplicación máxime en las cercanías de centros poblados, escuelas y zonas ambientalmente sensibles. También demandamos por la instauración de políticas públicas que favorezcan la consecución de la soberanía alimentaria desde la producción de alimentos bajo el paradigma agroecológico, ya desde el acceso a la tierra y al agua a miles de productores familiares, el intercambio de saberes, así como la recreación de centros territoriales de reciprocidad y comercialización de productos.
Los plaguicidas nos enferman y matan, no son indispensables para producir alimentos. El establecimiento de sistemas agroecológicos en todo nuestro continente nos demuestra su viabilidad económica, su sustentabilidad ambiental y su potencia como estrategia política.
Javier Souza Casadinho
Coordinador regional Red de Acción
en plaguicidas y sus alternativas de América Latina
María Elena Rozas
Coordinadora De comunicaciones y administración
Red de Acción
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