Marcos Paz, 30 de marzo de 2023 /RAP-AL / CETAAR . En el primer día internacional basura cero debemos proponernos repensar, y actuar, sobre los modelos de extracción, consumo, producción y vinculación con los residuos vigentes. En el primer día internacional basura cero debemos proponernos repensar, y actuar, sobre los modelos de extracción, consumo, producción y vinculación con los residuos vigentes Nuestros modos de producción, comercialización y consumo presentes en la actualidad no
solo deberían interpelarnos por los modos de vinculación, y extracción, relacionados con los bienes comunes naturales sino además, por los modos de descarte de todo aquello que aparentemente no nos sirve, que supuestamente carece de utilidad y que denominamos “basura”. Basura cero, como práctica, como proceso, como estrategia política para reducir la cantidad de residuos generados, a su vez persigue el objetivo de recrear y asegurara procesos sustentables y viables que impliquen su reuso y reciclado reduciendo la cantidad que queda al final del ciclo.
El proceso hacia basura cero implica reformular no solo nuestra relación con los bienes comunes naturales sino además repensar nuestra prácticas, hábitos, estrategias en relación a los residuos, desde conocer su origen y composición hasta sus posibilidades de reutilización y reciclaje. Nuestros hábitos, costumbres, nivel y tipo de consumo determinan que una gran parte de los residuos que generamos cada día poseen un origen natural, proceden de un elemento que alguna vez vivió, los cuales podrían ser compostados, transformados en abonos y desde allí utilizados en la producción de alimentos. Podríamos, si se toman las decisiones pertinentes, resolver varios problemas, generando a su vez, propuestas superadoras; acabar con una parte de los desperdicios que terminan en vertederos a cielo abierto, mejorar la calidad de los suelos con el aporte de abono orgánico, producir alimentos y a su vez adaptarnos críticamente al cambio climático. En este sentido cabe recordar que el manejo inadecuado de los residuos orgánicos produce dos de los gases de efecto invernadero; metano y dióxido de carbono, mientras que su compostaje posibilita la generación de materia orgánica vital para la vida en los suelos y factor esencial en la adaptación al cambio y variabilidad climática.
Tal como podemos observar en nuestras comunidades, los desperdicios acumulados en los vertederos o basurales a cielo abierto, a veces sometidos a incendios periódicos, implican la
proliferación de ratas, moscas , mosquitos y la generación de sustancias contaminantes contenidas en el humo y las cenizas como las dioxinas y furanos con efecto en la salud socioambiental.
Está claro que avanzar hacia planes comunales, regionales y nacionales hacia basura cero implican no solo decisiones individuales o de grupos de vecinos, que aunque indispensables no alcanzan a cumplir los objetivos, se requieren además adecuadas políticas públicas integrales, sustentables y continuas en el tiempo donde consideremos el inmenso valor que los residuos poseen para toda la sociedad. Que se discutan, planifiquen y apliquen dichas políticas dependerá de nuestra acción colectiva y organizada con todos los actores participes del
proceso hacia basura cero, fundamentalmente con las y los recicladores de residuos individuales y organizados
Ing. Agr. Ms. Sc. Javier Souza Casadinho
Coordinador regional RAPAL
Red de Acción en Plaguicidas y sus Alternativas de América Latina