Marcos Paz, 24 de febrero de 2023/ DESDE RAPAL VOLVEMOS A MANIFESTAR QUE LA PROBLEMATICA EN LA SALUD SOCIOAMBIENTAL DERIVADA DEL USO DE PLAGUICIDAS NO SOLO INVOLUCRA A SU UTILIZACION EN ACTIVIDADES AGRARIAS SINO A TODO EL CICLO DE VIDA DE ESTOS PRODUCTOS. El derrame de 24 mil litros del herbicida cletodim en la autopista del Oeste acontecido el pasado miércoles 22 de febrero, más precisamente en el distrito de Ituzaingó (provincia de Buenos Aires), nos interpela no solo sobre las medidas de seguridad que deberían tomarse durante la producción, el transporte y la utilización de productos tóxicos sino de manera más amplia en nuestra relación íntima con la naturaleza, en la cual estamos incluidos, y el modo en el cual los seres humanos obtenemos nuestros alimentos.
Primero se hablo de 4 personas afectadas en su salud, después 15, hoy desde el municipio de Ituzaingó, cuyas autoridades declararon la emergencia ambiental y sanitaria, se menciona a 50 personas aquejadas de manera aguda, efecto que aparece en las primeras 72 horas luego de la exposición al tóxico, poco sabremos de las personas afectadas en forma crónica. Si bien el producto químico, según las normativas actuales establecidas por el Servicio nacional de Sanidad y Calidad agroalimentaria de Argentina (SENASA), se haya categorizado toxicológicamente como ligeramente peligroso (Clase III) cabe recordar que esta clasificación solo tiene en cuanta la toxicidad aguda nada se dice de los efectos que a mediano y largo
plazo, la exposición a este producto, puede tener en la salud socioambiental. Aún más, hay que tener en cuenta que la concentración de producto activo derramo (grado) era del 94%,
cuando la concentración del Cletodim utilizado en las actividades agrarias oscila entre el 12 y el 24%, es decir a más concentración es posible un incremento en su efecto socioambiental.
El herbicida Cletodim se aplica, para eliminar plantas silvestres en cultivos de girasol, soja, papa , porotos luego de la siembra y emergencia de las plántulas (postemergente). Se trata de
un herbicida sistémico que luego de su ingreso en las plantas se dirige hacia las raíces y las partes en activo crecimiento. Su mayor utilización en nuestro país se relaciona con el
incremento de variedades de plantas silvestres resistentes al herbicida glifosato. En este sentido cabe recordar que ante la expansión de los monocultivos y la ausencia de rotaciones
agrícola ganaderas, es decir una drástica merma de la diversidad biológica junto a los procesos de deterioro de las propiedades de los suelos, la estrategia de manejo de las plantas silvestres se ha basado en la expansión del uso de herbicidas. Esta masificación en el uso genera resistencias genéticas en las plantas silvestres con lo cual se utilizan dosis crecientes junto a una mayor cantidad de aplicaciones de plaguicidas peligros y contaminantes, reforzando el ciclo de uso, dependencia y contaminación.
Que el derrame se produjera en una de las autopistas más transitadas de la Argentina, en una zona densamente poblada, implica reflexionar, una vez más, acerca de cómo el efecto
socioambiental de los plaguicidas ocurre en todas sus fases implícitas en su ciclo de vida y no solo en la aplicación. Ya hemos denunciado “accidentes” y la consecuente exposición de todos los seres vivos durante el transporte en los puertos (Buenos Aires, un incendio de un contenedor de Thiodicarb durante 2012), en su fabricación (incendio de fabrica Sigma en
Mercedes provincia de Buenos Aires durante 2019), transporte a las áreas rurales, aplicación y desecho de envases (áreas de producción agrícola de Argentina). Todos estamos expuestos al accionar de estos tóxicos.
Este producto, que penetra a nuestro cuerpo por Inhalación, contacto con la piel y por los ojos, produce dolor de cabeza, náuseas, mareos e irritación de las vías respiratorias así como
también irritación en la piel, trastornos gastrointestinales, vértigo y somnolencia. También, y teniendo en cuenta las propiedades físico químicas de los herbicidas existe una
gran posibilidad de que estos herbicidas puedan a llegar a cuerpos acuáticos, con lo cual se requiere supervisar la situación del Río reconquista, cercano al lugar donde se produjo el
derrame, respecto a su fauna , flora y contenido de químicos.
Alertamos que las cantidades residuales del producto, envases vacíos y deteriorados y el material contaminado deben considerarse residuos peligrosos y como tal deben ser tratados
sin producir una mayor exposición y contaminación socioambiental.
Una vez más reclamamos a las quienes dirigen las instituciones oficiales y autoridades municipales , provinciales y nacionales que deben velar por la salud socioambiental, no solo de los ciudadanos sino de todos los seres vivos, que cumplan con su rol que sean capaces de prohibir las plaguicidas , comenzando por los altamente peligrosos, y que supervisen , mientras se sigan utilizando , todas las etapas de su ciclo de vida.
Ing. Agr. Ms. Sc. Javier Souza Casadinho
Coordinador regional RAP-AL Red de Acción en Plaguicidas y sus Alternativas de América Latina