2. Independientemente de los niveles de financiamiento de agencias multilaterales, fundaciones, donantes y gobiernos disponibles para apoyar la expansión de la iniciativa agroecológica de la FAO, estos no deberían ser canalizados a través de las organizaciones internacionales convencionales, quienes después de promover la Revolución Verde ahora se renombran como “Promotores de la agroecología” para capturar los pocos fondos disponibles y promover versiones distorsionadas de la agroecología como “Climate Smart Agriculture”, “Sustainable Intensification”, “Evergreen Agriculture”, etc., todas estrategias dirigidas a aliviar la crisis de sostenibilidad de la producción industrial de alimentos, sin desafiar la estructura de monocultivos y tecnologías agroquímicas y transgénicas asociadas.
La declaración del Foro Global de Investigación Agrícola (GFAR) que circuló en el Simposio fue muy clara al respecto: “GFAR no considera la agroecología como una alternativa radical a la revolución verde, ni como una ruta paralela que no puede coexistir con el agronegocio y la agricultura industrial “. Es evidente que desde el primer Simposio de la FAO en 2014, algunas organizaciones convencionales aún reducen la agroecología a un conjunto de técnicas de bajos insumos para ser adoptadas junto con opciones biotecnológicas para afinar y mitigar los aspectos destructivos de la producción industrializada de alimentos.
3. Los representantes de la sociedad civil presentes en el Simposio (incluidas organizaciones campesinas, movimientos sociales rurales, ONGs y académicos progresistas) no consideran que la agroecología sea una herramienta para el modelo de producción industrial de alimentos; por el contrario, lo consideran la alternativa esencial a ese modelo. La declaración de la sociedad civil establece claramente que la transición a una agricultura basada en principios agroecológicos e implementada por miles de campesina(o)s es el único camino a seguir, ya que proporcionaría a las familias rurales beneficios sociales, económicos y ambientales significativos, y alimentaría al mundo de manera equitativa y sostenible. “La agroecología es una forma de vida de nuestros pueblos” es lo que enfatizó Mariam Sow campesina de Senegal al leer la Declaración de organizaciones de la sociedad civil el ultimo día del Simposio.
4. La agroecología, como la definimos, no se basa en recetas, sino en sólidos principios ecológicos y sociales aplicados de forma diferente a cada realidad expresada a través de diseños de múltiples biodiversidades adaptados a los entornos socioculturales y biofísicos locales. Los sistemas agrícolas de base agroecológica no dependen de insumos externos, fuera de la finca, lo que mejora la autonomía de los agricultores. El potencial productivo de los sistemas agrícolas biodiversos, productivos y resilientes al cambio climático, se realiza y se difunde por miles de agricultores a través de la acción social colectiva y mecanismos pedagógicos horizontales de base. Al intercambiar innovaciones entre ellos, los campesinos ya han logrado grandes avances en la producción de alimentos en relación con el sector convencional, al tiempo que preservan la agrobiodiversidad y reducen significativamente su huella ecológica. Hay muchos ejemplos de comunidades rurales enteras involucradas en procesos de transición agroecológica a nivel territorial, que incluyen la restauración de paisajes con esquemas de conservación de recursos y biodiversidad y el uso generalizado de prácticas agroecológicas, que constituyen la base de sistemas alimentarios integrados vinculados al territorio.
5. Para SOCLA, la agroecología es una ciencia transformadora y un movimiento que está explícitamente comprometido con un futuro más justo y sostenible mediante la remodelación de las relaciones de poder de la finca a la mesa. Apoyamos la diversidad cada vez mayor de actores (organizaciones de campesinos, académicos progresistas, personas de ONGs, consumidores y ambientalistas) que están formando activamente movimientos de justicia alimentaria bajo la bandera de la soberanía alimentaria. Durante el simposio manifestaron reiteradamente la necesidad de una visión fundamentalmente diferente de los alimentos y la forma en que la producimos, trasnportamos y consumimos, al tiempo que contribuimos a la creación de sistemas alimentarios equitativos que rompen democráticamente con las lógicas dominantes del mercado, al crear alianzas solidarias entre productores y consumidores.
6. Aunque muchos participantes ofrecieron perspectivas para la ampliación de la agroecología, existen vías para la amplificación de la agroecología que no se destacaron suficientemente durante el simposio y que merecen mayor consideración:
a. En todo el mundo, cientos de sistemas agrícolas tradicionales han resistido la prueba del tiempo y ofrecen modelos prometedores de sostenibilidad yresiliencia a medida que promueven la biodiversidad, prosperan sin agroquímicos y mantienen rendimientos durante todo el año en medio de la marginalidad ecológica y el cambio climático. La recuperación de estos sistemas y tecnologías ancestrales puede encabezar una búsqueda de tecnologías asequibles, productivas y ecológicamente racionales que mejoren la productividad de las pequeñas fincas al mismo tiempo que conservan los recursos naturales y la biodiversidad. Como lo mencionaron los Ministros de China, Irán y Hungría, es importante que la FAO revigorice su programa “Sistemas Ingeniosos de Patrimonio Agrícola Mundial” (SIPAM) vinculándolo a su nueva iniciativa de fomento de la agroecología.
a. la persistencia de millones de campesinos e indígenas que alimentan al mundo con sus sistemas agrícolas diversificados
c. los esfuerzos de docenas de investigadores y científicos que trabajando al margen de la academia, ignorados y criticados por instituciones de investigación nacionales e internacionales, ayudaron a establecer los fundamentos ecológicos y sociales de la agroecología.
La FAO debe reconocer, respetar y preservar los orígenes, la identidad y el legado de la agroecología si queremos verdaderamente escalonar la agroecología.